Partido intrincado el vivido la tarde de ayer en Urbieta. Los de Oriol Riera se vieron envueltos en el protagonismo de un guión en el que, al parecer, el papel era de antagonistas.
El encuentro arrancaba con un tanteo entre ambos conjuntos que no tardaría mucho en terminar. Ibai Sanz pondría el 1-0 en el luminoso antes de llegar a la primera media hora de partido. Un balón filtrado entre líneas por Berasaluze, horadaba la zaga de los riberos al completo, dejando al baracaldés ante Roberto Santamaría en un mano a mano que definía a la perfección. Hasta el momento, había sido el único acercamiento contingente en zona de castigo.

Retomada la contienda y con el Tudelano buscando la igualada, un nuevo tanto de los gernikazarras en una acción aislada, dejó al equipo desalmado. Un pase de la muerte que recorrió el verde del área y que aprovecharía Salado para golpear a los navarros dejándolos en la lona. Tras el gol se vio a un Tudelano más cómodo y volcado, que intentó generar peligro pero sin abandonar la frustración, que fue compañera durante toda la jornada vespertina. Tras constantes intentos deslucidos, el colegiado señaló el final de un partido gris y para el olvido.
No fue el día de los nuestros, pero de nuevo lo bonito del fútbol, nuevas oportunidades. Inicia una semana de trabajo con el objetivo y punto de mira centrado en el partido del Sábado en casa, contra un difícil rival en lo que se espera que sea un gran partido.