El primer derbi navarro de la temporada para los nuestros fue un partido sin goles, pero sí ocasiones. La Mutilvera supo aguantar duranto todo el partido y mostró una gran solidez. Los rojillos por su parte lo intentó durante los 95 minutos que duró el encuentro, pero se encontraron con un muro llamado Aitor Ekiza, que amargó a los nuestros en más de una ocasión.
Ambos equipos llegaban al enfrentamiento sin haber conocido la victoria en la primera jornada, por lo que los tres puntos tenían un valor extra para los dos conjuntos. El duelo comenzó con igualdad en el centro del campo, pero conforme pasaron los minutos, los de Tudela empezaron a apretar y a tener el control del balón y del partido.
Tan solo habían pasado seis minutos de partido, cuando Ekiza tuvo que salvar a los suyos de un remate de cabeza a bocajarro. Apretaban los nuestros, mientras que la Mutilvera, con una línea de cinco defensas, se encerró en su campo a esperar sus ocasiones. A la media hora de juego, con el partido controlado para el Tudelano, Santamaría estrelló un cabezazo contra el larguero. Los de Oriol Riera querían los tres puntos y lo demostraban cada vez más.
La tensión y la polémica también fueron invitadas al baile. Al final de la primera mitad, Garat caía en el área del Tudelano pidiendo penalti, pero el colegiado no señaló la pena máxima. A partir de ahí, la tensión no hizo más que aumentar entre los equipos. La segunda parte fue casi idéntica a la primera. Un Tudelano volcado en ataque y una Mutilvera cada vez más en su campo. Ekiza volvió a salvar a los suyos hasta en dos ocasiones claras.
Los últimos minutos de partido fueron un reflejo de lo que se había visto durante toda la tarde. El Tudelano, con casi todos sus hombres en el área rival, buscó el gol a la desesperada, pero no consiguió encontrar fortuna en ninguna jugada. Los locales supieron sufrir en su campo y acabaron sacando un punto valioso delante de su gente. Los de Tudela, en cambio, se marcharon con la sensación de haber dejado escapar dos puntos.